El presidente electo de Panamá, Juan Carlos Varela, aseguró que el restablecimiento de las relaciones con “el hermano pueblo de Venezuela será una prioridad”, en respuesta a las felicitaciones de su par Nicolás Maduro quien afirmara querer “avanzar hacia una mejoría de las relaciones” entre ambos países.

Varela, del conservador Partido Panameñista y actual vicepresidente del país que devino férreo opositor de Martinelli, ganó las elecciones panameñas con 39 % de los votos, 7 puntos arriba del oficialista José Domingo Arias, de Cambio Democrático, escrutados 80 % de las mesas electorales, según el Tribunal Electoral.

En su discurso, Varela prometió un gobierno de unidad, justicia social y una firme lucha anticorrupción. “La época de la confrontación, la época del irrespeto queda en la historia, y viene un gobierno humano, un gobierno de consenso, un gobierno de unidad nacional”, expresó Varela.

“Del negocio al servicio” 

Los panameños votaron el domingo en unas de las elecciones más reñidas de su historia, en las que esos tres candidatos presentaron propuestas muy similares para asumir un país con una de las economías más competitivas de Latinoamérica, pero con creciente desigualdad social.

“La política de Panamá va a cambiar de un negocio a un servicio”, afirmó Varela, quien asumirá el gobierno el 1 de julio para un periodo de cinco años.

Un total de 2,4 millones de panameños fueron llamados a elegir al sustituto de Martinelli -que se definía sólo con mayoría simple- 71 diputados y 77 alcaldes. Según el Tribunal, el abstencionismo fue del 24%, que confirmó la histórica alta participación de los panameños en comicios.

“No va a haber mayor cambio, seguiremos gravitando entre populismo, la apertura al exterior y la media protección, es decir lo de siempre. El crecimiento económico ha beneficiado a una élite”, subrayó el especialista en mercadeo político Jaime Porcell.

Panamá ha tenido en los últimos años un fuerte crecimiento económico (8,4% en 2013), pero ha aumentado la desigualdad social. Un 26% de la población vive en pobreza y muchos no tienen servicios básicos como el agua potable.

“Mientras muchos panameños vivan en piso de tierra, mientras les falta agua potable, mientras no tengan salud, yo no voy a permitir que ni un centavo de los fondos que le pertenecen a cuatro millones de panameños se desvíe a algo que no sea servir al pueblo panameño”, prometió Varela.

Referendo perdido

Martinelli, protagonista de la campaña de su delfín político, no pudo aspirar a la reelección porque la ley fija una veda de dos periodos (10 años). Sus detractores afirmaban iba a manejar como un “títere” a Arias.

La elección fue una suerte de referendo sobre su mandato, durante el cual se invirtieron 15.000 millones de dólares, como carreteras modernas, el primer metro de Centroamérica y la ampliación del estratégico Canal de Panamá, por donde pasa un 5% del comercio marítimo mundial, que en agosto próximo cumple 100 años de inaugurado.

Varela deberá administrar los recursos que generará un Canal con más capacidad de tránsito, pero también sortear los atrasos en las obras que podrían obligar a actuar con “prudencia fiscal”, alertó el analista político y ex diplomático José Blandón.

Mientras algunos le reconocían a Martinelli su gestión modernizadora, otros lo acusaban de corrupción, de una tendencia autoritaria, de no respetar la independencia de los poderes del Estado, y de aumentar el costo de la vida.

“Martinelli no lo ha hecho mal, pero ha robado bastante. La riqueza no llega a todos”, aseguró en el casco antiguo de la capital, el ciudadano Olmedo González, al emitir su voto.

Entre los 13.500 presos habilitados para votar estuvo, recluido en la cárcel El Renacer, el exdictador Manuel Antonio Noriega, depuesto por la invasión estadounidense de 1989.

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