Asertividad es defender tus derechos sin agresividad. Ante una situación que no te gusta puedes reaccionar de forma pasiva, agresiva o asertiva.

En la forma de reaccionar influyen diversos factores como tu temperamento, si estas estresado, cansado. Personas con una autoestima baja o síntomas depresivos son más fáciles de dar una respuesta pasiva y no hagan nada o por el contrario se enfaden.

Las personas que abusan del poder no eligen al azar a su víctima, en realidad tienen un proceso selectivo para seleccionar a las personas de las que es más fácil aprovecharse. Aquellas personas que son víctimas de los matones o abusadores del poder irradian un cierto tipo de vulnerabilidad. No han desarrollado la capacidad de valerse por ellas mismas. Si pierdes la capacidad de defenderte aceptas de forma triste y pasiva el abuso de poder sin hacer nada que pueda terminar con ese abuso. Saber defender tus derechos de forma asertiva no agresiva es importante.

Una persona asertiva sabe intercambiar opiniones con los demás, hacer propuestas, mejoras, sugerir o quejarse de forma educada sin insultar o agredir. Un paso importante hacia el comportamiento asertivo es la confianza en ti mismo/a. Sentirse eficaz y capaz de solucionar problemas. Esto se logra potenciando la autoestima, habilidades sociales y saber solucionar problemas desde cotidianos a problemas más complejos. Lograr ser eficaz o competente en algo no es un regalo, surge de la práctica.

Hacerte entender es importante para relacionarte con tu entorno. Una persona asertiva si quiere hacer algo pregunta, sugiere, pero no impone. Una persona asertiva pregunta con respeto, asume que puede hacer propuestas y que tal vez estas no gusten a todo el mundo. Es posible que mucha gente confunda ser asertivo con ser agresivo, es cuestión de que te acostumbres a una nueva manera de responder.

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