La participación de jóvenes, de entre 18 y 29 años de edad, subió de un 20% en las legislativas de 2014 a un 36% en los comicios de 2018, «el mayor aumento por puntos porcentuales de cualquier grupo de edad», según datos del censo estadounidense.
Estos datos ponen de manifiesto el creciente interés entre los más jóvenes y desechar la creencia generalizada de que la juventud sufre algún tipo de apatía política hoy en día.
Jóvenes a quienes, a pesar de haber nacido en Latinoamérica, su interés por el proceso electoral en Estados Unidos les ha llevado a dar un paso al frente.
Animan a los políticos a adaptar su mensaje a este segmento de la población y les recuerdan cuáles son los asuntos que preocupan a los más jóvenes. Los cuales, en realidad, no se diferencian tanto de los grandes temas de campaña: educación, sanidad, economía, medioambiente y, por supuesto, inmigración.
“Cuando se habla de inmigración, muchas veces se hace como si se tratara de un solo paquete”, asegura César Grajales, analista político republicano, nacido en Colombia, quien emigró a Estados Unidos a los 18 años.
Se debe persuadir a los jóvenes con los temas que interesan
Las campañas, en muchas ocasiones, se dirijen a los grupos poblaciones de mayor edad y eso hace que, de alguna manera, los jóvenes se acaben distanciando de la política.
Los jóvenes que aún no estén identificados con alguna tendencia no van a ir a votar si no hay una campaña o una estrategia que directamente los impacte. Las nuevas generaciones no tienen educación sobre cómo votar, cómo ser votante o cómo involucrarse en el proceso democrático.
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