Creo que las campañas electorales de estos tiempos son cada vez más agresivas, y me refiero a la palabra “agresiva” en todo su entorno. Es preocupante ver como en el país donde se defiende más la libertad de prensa, la libertad de pensamiento sucedan hechos desagradables, ligados al racismo y hasta al odio. Es difícil de entender cómo se lleva el tono de una campaña electoral al más extremo de los niveles, pero es peor ver cómo personas deciden elegir a un individuo simplemente porque sería el único que podría darle batalla al otro partido. Vengo de un país (Venezuela) que por los últimos 17 años lo único que se ha hablado es de división y rencor por el solo hecho de pensar distinto a una idea o a un modelo, y realmente no quisiera ver eso de nuevo, menos en un país como éste.
Por allí dicen que cada país tiene el gobierno que se merece, pero prefiero que ésta vez sea la excepción. Todo parece indicar que las dos opciones electorales serán la de Clinton y Trump -y sin predicar el futuro- me parece tendremos otros 4 años que serán gobernados por el partido demócrata, porque dudo mucho que, si los republicanos eligen al Sr. Trump, éste pueda ganarle al tren imparable que trae Hillary Clinton. Hoy en día nadie gana únicamente con argumentos, datos o hechos. El componente emocional es vital en cada elección, especialmente en ésta tan debatida contienda, donde se disputa uno de los puestos políticos más importantes del todo el mundo.
Es muy importante que participemos, sigo insistiendo en que en nuestras manos está lograr un cambio a través del sufragio y lo mejor que podemos hacer es ayudar y motivar a esas otras personas y jóvenes que tienen edad y son legalmente aptos para votar, a registrarse para las próximas elecciones presidenciales, hay un número muy importante de jóvenes que están próximos a cumplir su mayoría de edad y que pueden sumar muchísimos votos más. Juntos somos más, dispersos no contamos.
Pedro De Armas.