¿Sabía usted que, de acuerdo a la Radio Nacional Publica y al Wall Street Journal, en los Estados Unidos no se reclamaron 41 billones de dólares en tarjetas de regalo porque nunca se usaron?
Ante esta información, y revisando las resoluciones para este año, yo decidí disfrutar de un delicioso masaje que me regalo una amiga para Navidad al ver que ya casi va a hacer un mes que me lo regaló. El masaje no sólo fue una oportunidad para relajarme y descansar, sino para reflexionar de aquellos regalos que la vida nos ofrece cada día y dejamos de disfrutar. A veces estamos con los ojos cerrados a aquello que recibimos cada día y como los certificados de regalos jamás los reclamamos ni disfrutamos.
Levantarnos cada día con la posibilidad de descubrir qué produce júbilo a nuestro corazón puede ser una buena razón para abrir las puertas a una práctica diaria de gratitud, la cual ha sido identificada como una forma de reducir la depresión de acuerdo al Dr. Amen, el psiquiatra fundador de la Clínica Amen en California.
Cada instante que respiramos es una tarjeta de regalo que podemos disfrutar si lo queremos reclamar. Piense en esos regalos que aún no usa; piense en una práctica de gratitud diaria en la que usted se tome unos minutos para regalarle a su conciencia algunas de las cosas que son un regalo diario en su vida y quiere agradecer. Escoger una hora específica del día para crear una práctica de la gratitud puede ser un regalo para su espíritu y su cerebro, además de una oportunidad para acceder a la visión de la abundancia.