Las campanas de las 12 de la medianoche se vuelven un sonido que anuncia la llegada del nuevo año, pero también se vuelven un sonido que nos hacen despertar a pensar sobre lo que queremos cambiar.

Después de un 31 de diciembre de tradiciones, tales como la ropa interior roja en México o el amarillo en Colombia o las uvas y las maletas, lo que queda al final de la noche es el silencio de nuestro pensamiento y es con el cual nos despertaremos cada mañana.

Las resoluciones del año nuevo se aprecian en el incremento de personas inscribiéndose al gimnasio, menos compras y más dietas. Pareciera que la atención se enfocara en lo externo solamente.

Así que, cambiemos el rumbo de la atención y pensemos: ¿qué es lo que nos ha impedido en el pasado enfocarnos y mantener las resoluciones de otros años nuevos? Háganse la pregunta, escriba la respuesta para ver qué elementos les darán luz para conocerse a sí mismos.

En ese proceso de conocimiento y análisis es cuando la autorregulación se puede revisar y contemplar. La autorregulación, como la capacidad de autorregular las emociones e identificar las percepciones, da como resultado un comportamiento saludable. Conocernos a nosotros mismos nos permite que miremos cuándo caemos en excesos o somos negligentes con nosotros mismos. Cuándo reaccionamos o cuándo respondemos. La autorregulación es una habilidad de la inteligencia emocional que permite que las resoluciones del 2013 se puedan volver una realidad.