Estados Unidos volvió a elegir el año pasado al primer presidente negro de su historia, pero la rémora del racismo sigue latente, luego de la absolución de George Zimmerman por el asesinato del adolescente negro Trayvon Martin.

Este caso “no puede ser visto de otra manera que como una triste muestra del estado de las relaciones entre razas en este país”, constaba este lunes un editorial del cotidiano the New York Times, evocando un país “infectado por el racismo”.

El vigilante vecinal George Zimmerman, de 29 años, fue absuelto en la noche del sábado por el asesinato de Trayvon Martin, un adolescente negro de 17 años, en febrero de 2012 en Sanford (Florida, sureste).

La muerte del adolescente y luego el juicio de su atacante en los últimos días, apasionaron y dividieron al país, entre partidarios del derecho a portar y usar armas y militantes antiracistas.

Ante las acusaciones de racismo de la comunidad negra, aludiendo al “delito de ser negro”, la estrategia de los abogados del vigilante durante todo el juicio, fue invocar el derecho a la legítima defensa y el respeto a la ley que la legaliza en Florida, adoptada luego por decenas de otros Estados.

El jurado integrado por cinco mujeres blancas y una hispana, aparentemente tuvo en cuenta este argumento para reafirmar la ley, satisfaciendo a los militantes pro uso de las armas.

“Por doloroso que sea, este veredicto es el único al que el jurado podía lógicamente llegar”, subraya un editorial del Orlando Sentinel: “la acusación no pudo probar el asesinato o el homicidio”, señala el cotidiano de Florida.

Por su parte,The Atlantic ironiza, afirmando que en ese Estado nadie “se equivocaría, haciendo lo que hizo Zimmerman: comprar un arma, manipular los vericuetos de la ley sobre legítima defensa en Florida y esperar”.

“todos los días uno tiene ‘cara de delincuente’”

Muchas reacciones y numerosos comentarios se centraban este lunes en la cuestión racial, planteando la pregunta: “Y si Zimmerman hubiera sido negro y Trayvon Martin blanco ?”.

La suerte del joven es comparada con la de Emmett Till, un adolescente de 14 años, torturado y asesinado por dos hombres blancos en Mississippi en 1955 por flirtear con una joven blanca. Ambos hombres fueron absueltos.

“El Nuevo Sur ocupa el mismo espacio y mismo período que el Viejo Sur”, denunció Benjamin Jealous, presidente de la NAACP, principal organización de defensa de los derechos de los afro-estadounidenses.

“No se trata solamente de tener ‘cara de delincuente’ para la policía, también se trata de tener ‘cara de delincuente’ para un juez, es tener ‘cara de delincuente’ cuando uno hace las compras, todos los días uno tiene ‘cara de delincuente’”, acusa el pastor negro y líder de los derechos civiles Jesse Jackson en la red Twitter, luego de que se conociera el veredicto.

En decenas de manifestaciones, reuniones y vigilias celebradas en Nueva York, San Francisco, Los Angeles o Chicago, miles de personas denunciaron lo que calificaron de “moderno linchamiento” -en alusión a los linchamientos de negros perpetrados a inicios del siglo XX en el sur de Estados Unidos- y coreaban “Todos somos Trayvon Martin”, con las capuchas de sus sweat-shirts sobre la cabeza, como la llevaba el adolescente negro en la lluviosa noche de su muerte.

“La vida cotidiana de la gente de mi comunidad es todavía esclava de una sociedad supremacista blanca”, acusó el domingo en su sermón, Valerie Houston, influyente pastora de la iglesia Allen Chapel de Goldsboro, un barrio negro de Sanford.

El propio presidente Barack Obama intentó calmar los ánimos: “Estamos en un Estado de derecho, y un jurado dictaminó”, dijo, calificando la muerte de Trayvon Martin como una “tragedia, no solamente para su familia, no solamente para una comunidad, sino para Estados Unidos”.

Un mes después de la muerte del adolescente, en marzo de 2012, el primer presidente negro estadounidense había salido de su reserva, declarando: “si yo tuviera un hijo, se parecería a Trayvon”

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