Por primera vez en más de una década, la EPA, (Agencia de Protección Ambiental, en español) ha propuesto fortalecer los estándares de mercurio y sustancias tóxicas del aire, que protegen a los estadounidenses de la contaminación tóxica de las centrales eléctricas de carbón. La propuesta cierra una laguna en los estándares existentes que ha permitido que algunas plantas emitan tres veces más mercurio que otras plantas.
Según la regla propuesta, la EPA requeriría una reducción del 70% en las emisiones de mercurio de las centrales eléctricas de carbón que queman lo que se conoce como carbón de lignito, un carbón de baja calidad que es especialmente sucio.
La EPA estimó que las normas evitarían hasta 11,000 muertes prematuras, 47,00 ataques cardíacos y 130,000 ataques de asma cada año.
La implementación de la regla no sería costosa para los operadores de la planta debido a las nuevas tecnologías disponibles para monitorear y controlar las emisiones, según afirmó Michael S. Regan, administrador de la EPA. La regla también garantizaría «protecciones históricas» para las comunidades ubicadas cerca de las centrales eléctricas, conocidas como comunidades cercadas, por lo general el hogar de personas pertenecientes a las minorías y de bajos ingresos que sufren de tasas elevadas de asma, cáncer y otros efectos en la salud.
Según la evaluación de la EPA, se estima que la aplicación de la regla generaría beneficios en términos de salud que oscilan entre los $2,400 millones y los $3,000 millones, gracias a la reducción de fallecimientos y hospitalizaciones relacionados con trastornos respiratorios y cardiovasculares.
El mercurio, un riesgo para la salud pública
Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, el mercurio es un elemento natural que se encuentra en el aire, el agua y el suelo, pero la exposición al mercurio, incluso en pequeñas cantidades, puede causar problemas de salud graves y es una amenaza para el desarrollo del niño en el útero y en las primeras etapas de la vida.
Cuando una persona embarazada consume pescado o arroz contaminado con mercurio, este atraviesa la barrera placentaria y encuentra el único tejido graso en un feto: el cerebro. Allí interrumpe el desarrollo de estructuras cerebrales saludables, lo que conduce a problemas de comportamiento y aprendizaje.
El mercurio también puede tener efectos tóxicos en los sistemas nervioso, digestivo e inmunológico, y en los pulmones, los riñones, la piel y los ojos.
El mercurio es considerado por la OMS como uno de los diez principales productos químicos o grupos de productos químicos de mayor preocupación para la salud pública.
La enfermedad de Minamata
Los efectos del mercurio llegaron a los titulares por primera vez en la década de 1950, cuando un brote de trastornos neurológicos graves en Minamata, Japón, se vinculó con décadas de contaminación por mercurio en una planta química local.
La enfermedad de Minamata, una forma grave de envenenamiento por mercurio que causa daño neurológico y puede ser mortal, fue causada por los residentes de la zona que habían estado consumiendo pescado y mariscos contaminados con altos niveles de metil-mercurio, una forma altamente tóxica de mercurio.
El brote en Minamata fue uno de los peores desastres ambientales relacionados con la contaminación por mercurio. Sin embargo, ha habido un mayor escrutinio sobre el uso y la eliminación del mercurio en la industria y en otros sectores desde entonces. Además, el incidente ha llevado a la creación de acuerdos internacionales como el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, que tiene como objetivo proteger la salud humana y el medio ambiente de los efectos adversos del mercurio.