El Programa Mundial de Alimentos califica 2022 como «un año de hambre sin precedentes».

La agencia informa de que hasta 828 millones de personas se acuestan actualmente con hambre cada noche. El número de personas que se enfrentan a la inseguridad alimentaria aguda se disparó a 345 millones, frente a los 135 millones de 2019. Y 50 millones de personas en 45 países están al borde de la hambruna.

El Banco Mundial advierte que el conflicto entre Rusia y Ucrania habrá enviado a otros 95 millones de personas a la pobreza extrema, y 50 millones más a la hambruna severa este año.

Un acuerdo alcanzado dice que puede aliviar algunas de las amenazas a la seguridad alimentaria mundial. Rusia y Ucrania firmaron acuerdos con Turquía y las Naciones Unidas que despejan el camino para la exportación de 22 millones de toneladas de grano y otros productos, después de estar atascados en los puertos del Mar Negro. Rusia y Ucrania se culpan mutuamente de los bloqueos, pero el acuerdo garantiza el paso seguro de los barcos, que serán supervisados por un nuevo centro de coordinación en Estambul.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación informó en abril que la guerra en Ucrania había disparado los precios de los productos alimentarios hasta los niveles más altos jamás registrados. El índice de precios de los alimentos alcanzó una media de 159,3 puntos en marzo. También propagó las perturbaciones en los mercados de granos básicos y aceites vegetales.

Pero la guerra entre Rusia y Ucrania es sólo una de las muchas perturbaciones que ponen en peligro el suministro mundial de alimentos. Y no será una solución fácil, ya que los expertos tratan de analizar las soluciones y acciones a corto y largo plazo.

Las interrupciones de la cadena de suministro y el aumento de la demanda de alimentos por parte de los consumidores durante la pandemia elevaron drásticamente los precios de los alimentos en todo el mundo. La COVID-19 también exacerbó el hambre y la malnutrición infantil. Más de 38 millones de personas en Estados Unidos vivían en hogares con inseguridad alimentaria en 2020, el año en que se produjo la pandemia.

Otro problema derivado de la pandemia son los niveles de inflación más altos en cuatro décadas. Los precios de los alimentos subieron un 10,4% en junio con respecto a hace un año, lo que supuso el mayor incremento desde 1981. Los datos del Departamento de Trabajo también mostraron un salto del 9,1% en los precios al consumo con respecto al año anterior, con la categoría de comestibles saltando un 12,2%. El año pasado, los precios de los cereales subieron un 14,2%; los del pan, un 10,8%; y los del pollo, un 17,3%.